Friday, 17 de May de 2024


+ Peña: reconfiguración del Estado + Poderes reales, poderes cedidos




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La operación de Estado para liquidar políticamente a Elba Esther Gordillo estuvo a punto de naufragar dos días antes del arresto, el día de la promulgación de la reforma educativa.

El lunes 25, el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, no aguantó la tensión política, sobre todo porque ya estaba enterado de que se había obsequiado la orden de aprehensión contra la presidenta vitalicia del SNTE, e hizo dos acusaciones que eran la esencia de la averiguación previa: “ya basta de frivolidad y chantaje”.

 

 

La palabra frivolidad es poco usada en el lenguaje político y usualmente se refiere a la insensibilidad de algunas personas. Pero resulta que la acusación de la PGR se centró justamente en el tema de la frivolidad: dos mil millones de pesos tomados de las cuotas de los maestros para gastos personales y estéticos de la lideresa magisterial.

 

 

Y el uso de la palabra chantaje estaba adelantando vísperas de movilizaciones magisteriales contra la reforma educativa ya promulgada a nivel constitucional. Los datos de inteligencia en poder del gobierno hablaban del arranque de movilizaciones extremas magisteriales en todo el país para llevar el debate a las calles, sobre todo en alianza con los maestros disidentes de la CNTE que habían encontrado luchas comunes. Al parecer los maestros de la Sección XXII de Oaxaca fueron los que revelaron a contactos gubernamentales los planes de Gordillo.

 

 

Por su parte, la presidenta vitalicia del SNTE --que se había encumbrado al luchas y derrotar la presidencia vitalicia de Carlos Jongitud Barrios en 1989-- también había marcado ya su territorio a partir de indicios que había leído del medio ambiente político: la posibilidad un atentado. De ahí su frase hoy nada enigmática dicha en Tlalnepantla el miércoles 6 de febrero, ante la presencia del gobernador mexiquense Eruviel Avila, como su propio epitafio: “aquí yace una guerrera, y como guerrera murió”.

 

 

Entre la invocación a la muerte y la acusación de frivolidad, la suerte de Gordillo estaba echada, Hay varios puntos:

 

 

1.- Toda acción del Estado es política. Por tanto, el procedimiento judicial contra la lideresa del SNTE fue un acto político del Estado.

 

 

2.- La decisión de enfrentar a un poder salvaje que había decidido confrontar al Estado, por lo que el Estado no hizo más que utilizar sus mecanismos de poder político.

 

 

3.- Gordillo cometió el mismo error estratégico de Jongitud: suponer la posesión de un poder real, cuando se trataba de un poder derivado de sus relaciones con el Estado.

 

 

4.- Si en 1989 Gordillo se apareció como una solución para la crisis de liderazgo sindical en el arranque del proceso de reforma de Carlos Salinas de Gortari, bien pronto se convirtió en otro problema.

 

 

5.- La misión de Gordillo en 1989 fue la de contribuir a la modernización de la relación sindical con el Estado, no la de convertirse en un poder autónomo.

 

 

6.- Así, Gordillo se aprovechó de la necesidad que tenía Salinas de reorganizar la estructura sindical magisterial, del desapego de Ernesto Zedillo del papel del PRI y sus estructuras corporativas, del pacto de Fox con el PRI para reformas estructurales y de la necesidad de un sector proletario fuerte con Calderón ante un PAN inexistente.

 

 

7.- Gordillo supuso que Peña Nieto la necesitaba en las elecciones de julio pasado, pero el saldo electoral del 2012 evidenció que el candidato priista realmente no requería el voto o la estructura electoral del SNTE.

 

 

8.- Gordillo careció de enfoque estratégico al medir su propia fuerza. Nunca se imaginó el arresto y sí llegó a suponer un atentado. El peor pecado de Gordillo fue la arrogancia del poder, suponer que el Estado iba a mantenerle su poder derivado de la relación laboral con el propio Estado pero para debilitar al Estado.

 

 

9.- El Estado rompió de cuajo con un poder político que iba a un choque de trenes con el Estado. A Gordillo se le olvidó la lógica de los golpes espectaculares de Salinas de Gortari, entre ellos el que la encumbró. El Estado priísta que la llevó a la cima fue el mismo Estado priísta que la derrumbó a la sima.

 

 

10.- Al final, a Gordillo le aplicaron el método Capone: al mafioso lo encarcelaron por evasión de impuestos y a Gordillo por el gasto en frivolidades.

 

 

Lo que queda del caso Gordillo son dos pendientes:

 

 

1.- La reorganización de la estructura sindical magisterial. En 1990 Salinas de Gortari federalizó la educación entregándole la tarea a los gobiernos estatales, pero mantuvo al SNTE como sindicato nacional; por eso las secciones radicales se beneficiaban con la doble revisión salarial: la de Gordillo y la estatal con movilizaciones de ruptura. El SNTE seguirá siendo un conflicto mientras continúe como sindicato nacional en una estructura educativa federalizada.

 

 

2.- Aplicar el método anti Gordillo a las secciones sindicales. Las secciones radicales, como la XXII de Oaxaca, jugaban a la confusión: aceptaban el liderazgo nacional de Gordillo porque era una protección pero tenían la autonomía en el manejo de las cuotas estatales. Ahí se localiza el poder político de las secciones sindicales del SNTE y de la CNTE. Al final de cuentas, el SNTE fue una de las estructuras corporativas del PRI para mantener el control político-electoral, pero hoy las elecciones se ganan con el voto popular y no con el acarreo corporativo.

 

 

La caída del poder salvaje de Gordillo puede relocalizar los espacios de las relaciones obrero-patronales a los espacios institucionales y alejarlos de las calles, los paros y los plantones. El golpe a Gordillo fue, en este contexto, una mala noticia para las secciones magisteriales disidentes que tienen arrodillados a gobiernos estatales, como en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas y Edomex.

 

 

El Estado sólo tiene que aplicar la ley.

 

 

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